Introducción: ¿Qué es la Bioenergética?

La Bioenergética

Quién introdujo en Occidente el concepto a nivel científico de Bioenergética fue el Dr. Wilhelm Reich. Durante mucho tiempo estuvo vinculado al sicoanálisis, llegando a ocupar un lugar importante dentro de la Asociación Sicoanalítica Internacional. Logró ser uno de los discípulos de Sigmund Freud, incluso dirigió el Seminario de Viena, uno de los cursos de formación profesional más importantes dentro de la Asociación.

Sin embargo, decide dejar los preceptos básicos del sicoanálisis de “no tocar al paciente” y comenzó una extensa búsqueda e investigación sobre el trabajo corporal. La idea de Reich fue que Cuerpo-Mente no pueden separarse a la hora de ayudar a una persona en su recuperación, concepto que a lo largo del módulo iremos desarrollando. Dentro de sus consultas incorporó la realización de ejercicios respiratorios, masajes y movimientos del cuerpo, logrando así avances muy significativos en la recuperación de sus pacientes.

Su discípulo más conocido es el Dr. Alexander Lowen, que ha seguido profundizando el camino de su maestro. Para Lowen la Bioenergética “Es un enfoque que integra la filosofía Oriental y Occidental, utilizando el poder de la mente para comprender las tensiones que traban al cuerpo. De esta forma la Bioenergética moviliza la energía del cuerpo para eliminar las tensiones”.

Acercándonos más a la Bioenergética moderna, quién define en forma muy clara el trabajo a nivel energético del cuerpo es el Dr. David Boadella, quién desarrolló tres conceptos fundamentales dentro de la bioenergética: El enraizamiento, centramiento y el contacto con los demás. Por supuesto que estos aspectos deben desarrollarse en forma paulatina para poder lograr el equilibrio cuerpo-mente.

El enraizamiento se refiere al contacto con la madre tierra que es la fuerza primal, vital que se manifiesta a través de las emociones. El ejercicio ideal para el enraizamiento es la “Danza India” que consiste en los golpeteos con las plantas de los pies en el suelo y la idea de que la persona se conecte con la Tierra Madre, a través de la visualización de que por las plantas de los pies crecen raíces que nos conectan con esta energía vital.

El centramiento consiste en mantener el eje sobre nosotros. Es un concepto íntimamente relacionado con la autoestima. Para que una persona esté centrada en si misma debe estar conectada con su ser sin enfocar su energía hacía afuera, ya que si ubica el centro en sus actividades cotidianas como los negocios, los hijos, la pareja cuando uno de estos aspectos se desmorona la persona pierde su eje, desequilibrándose su energía vital. Por lo tanto el centramiento tiene como fin que aprendamos a no depender de “nada externo”.

El último aspecto desarrollado por Boadilla es el contacto con los demás, haciendo referencia a que no somos seres vivos destinados a vivir en soledad, sino que debemos aprender a abrirnos hacia el afuera, hacía los demás seres.

Logrando esta apertura nuestro cuerpo y emociones podrán estar en equilibrio, si nos cerramos y nos aislamos nuestra energía vital terminará bloqueándose y como consecuencia aparecerá la enfermedad. Sin duda, asumir esta apertura en nosotros es un riesgo que corremos a que los otros seres nos lastimen pero es mucho mejor a aislarnos.

Para la Bioenergética, el cuerpo es el mejor espejo de nuestro interior. Por lo tanto, los conflictos internos se reflejan en nuestra musculatura. Las contracturas son bloqueos en el libre flujo de nuestra energía vital, y si no son eliminados terminan transformándose en enfermedades.

Las herramientas y la filosofía que intentamos utilizar para contrarrestar las contracturas dentro de la Bioenergética son los automasajes, ejercicios respiratorios, sacudidas, posturas específicas y movimientos suaves con el objetivo de recuperar el placer del cuerpo y el estar vivos, que hoy en día con la vorágine cotidiana en que estamos sumergidos nos olvidamos del disfrute del cuerpo ya que vivimos casi “automatizados”.

El resultado de estos ejercicios es Vivir Mejor en todos los niveles de nuestra vida: Físico, Emocional, Mental y Espiritual.